A mi tía se le alborota la guanábana cuando lo escucha y aunque es bolerista, lo prefiere de maraquero y rumbeador. Mi vieja dice que es su novio (el suyo, no el de su hermana) y lo llama “negro bello” y otras cosas que me hacen pensar que le da igual si canta salsa, boleros o cualquier otro tipo de pachanga.
Cheo, negro, grande y fuerte, con esa voz de profeta o metafísico, y ese porte (ese garbo, ese swing, ese charm) de galán sentimental, modesto y delicado que provoca en el resto de los machos una combinación de envidia y admiración visceral.

(foto del archivo de elnuevodia.com)
Aquí está con Johnny Pacheco, con Jéctol, Santana y qué sé yo quién más, aunque en mi mente siempre le cantará a su borinquen querido con Tito Rodríguez y la Rondalla. Hay ciertas cosas que ningún poste de luz en el mundo se puede llevar.
Cheo Feliciano
1935-2014